
Las mujeres griegas usaban larga túnica a veces en forma de diploide y sobre ella, el himatión o peplos; esta última pieza, amplia y de forma rectangular, se llevaba unas veces a modo de túnica ceñida y otras como manto. Se cubrían la cabeza con un velo llamado calyptra, cuando no llevaban el manto de modo que bajase desde ella.
Los soldados griegos solían llevar una larga túnica que terminaba en pliegues simétricos y sobre ella, una coraza para el tronco formada por tiras de cuero con piezas metálicas o bien por solo dos piezas que cubrían el pecho y la espalda y se unían con tiras metálicas o correas sobre los hombros mientras que la parte delantera de las piernas se defendía con las cnémides o canilleras. Para resguardo de la cabeza sirvió el casco de variadas formas, alcanzando mayor perfección el beocio, compuesto de visera y apéndice nasal por delante, cubrenuca por detrás y yugulares o apéndices para defender el cuello por los lados.
Los antiguos griegos apenas utilizaban la incrustación de piedras en su joyería y colgaban pequeños discos de oro perforados de los vestidos y de las diademas. Fabricaban objetos de lujo de gran belleza, tales como abalorios de ámbar para collares y pulseras, joyas de oro, alfileres con cabeza de cristal de roca y recipientes en forma de plato también de la misma piedra semipreciosa. Los griegos utilizaban joyas de pendientes con figuras de palomas, del dios Eros y de la Victoria alada. Los collares estaban formados por una correa con frutas
colgando, cálices o una cadena redonda con una cabeza de animal o el delfín saltando.
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